La independencia es correlativa al grado de autonomía que tiene cada persona, por lo que la mayor o menor independencia dependerá en parte del grado de autismo y del contexto social en el que conviven. Por ello, no podemos decir que las personas con autismo no pueden ser independientes, porque muchas personas con TEA lo son, pero también es cierto que, en casos particulares, hay en ciertos contextos donde la autonomía y el grado de dependencia es mayor.
¿Cómo podemos favorecer la autonomía y el desarrollo de la independencia?
- Desde la familia y la escuela debemos crear situaciones en las que el niño/a adquiera hábitos autónomos. Especialmente relacionados con el aseo, alimentación, vestimenta,...
- Dar oportunidades de aprendizaje, evitando así hacerle aquellas actividades que puede hacer por si mismo, intentando no suponer que no lo puede hacer.
- Realizar adaptaciones en todos las facetas de la vida para lograr un mayor acceso a la realización de ciertas tareas.
- Utilizar todo tipo de comunicadores para lograr un mayor acceso a la comunicación.
- Realizar actividades cotidianas en las que se le de el protagonismo de la situación: ir de compras, pedir algo, pagar en los establecimientos,...
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